Análisis de Obra & Autor






Varios escritores, historiadores y académicos, han analizan el estilo, forma, prosa y selección de los personajes biografiados por Mario H. Perico Ramirez.


Hemos seleccionados algunos de estos documentos, que les presentamos a continuación, y que con seguridad, acercarán aún más a los lectores con el escritor:   


- ENSAYO -

En el libro
"EL CAUDILLISMO COLOMBIANO, a través de las obras de MARIO H. PERICO RAMÍREZ"

El autor se propone hacer una reflexión psico-política del Hombre colombiano a través de las obras del biógrafo Mario H. Perico Ramírez, un análisis del Caudillismo en el plano de Hispanoamérica, un estudio sobre los caracteres psico-sociales del Hombre colombiano y un análisis sobre su identidad desde el marco de las formaciones histórico-culturales, que llevan a la conformación de una teoría sobre el Caudillismo desde el punto de vista de las Ideas.


El autor es el historiador Dr. JAVIER OCAMPO LÓPEZ







El lector encuentra en el "Exordio" de este libro, un completo análisis que transcribimos en su totalidad:


ESTUDIO SOBRE UNA NUEVA HISTORIA PSICOLÓGICA DE
MARIO H. PERICO RAMIREZ


Este libro resulta de doble interés para el lector: le da a conocer la parábola vital de Nuñez y, ademas, le ofrece una nueva forma de considerar y escribir la historia nacional.

Hasta hace poco, salvo contadas excepciones, las biografías de personajes colombianos mas parecían registros notariales, indigestos fajos de documentos ordenados cronológicamente, que no exhumaciones y reviviscencias de hombres y acaeceres, a lo que en el ultimo termino debe ser toda biografía: la historia de la evolución de un alma humana.

De esas lecturas las gentes no reportaban ninguna utilidad, y cuando llevadas en un principio por la curiosidad tomaban aquellos volúmenes, al poco rato los dejaban llenos de hastió, habiendo contemplado solo de manera completa las fotografías o las ilustraciones. Y es porque el biógrafo, más que un mero rastreador de archivos, sea capaz de hacer de la vida de su héroe una verdadera obra de arte. Pues la biografía no es la escueta y fría reunión de los hechos y las situaciones de un hombre determinado, para ejemplo y beneficio permanentes de quienes la consultan.

Ahora bien: como hombre es un compendio de la humanidad, la biografía nos enseña, más aún que la filosofía, a considerar al hombre la medida de todo lo creado y es, a la vez, el mejor reportaje que el ser humano ha hecho y puede hacer de sí mismo. Porque la biografía, mejor que cualquier otro genero, nos traza con sinceridad y al desnudo la evolución del alma humana, y nos trasmite en forma veraz la personalidad de los varones ilustres que han producido los diversos pueblos y las distintas culturas. Así, la lectura de las biografías, resulta ser una necesidad espiritual del hombre.

En cuanto a la biografía colombiana, todavía en ciernes, las mitificaciones tan abundantes en la historia nacional han entrabado su labor. Estamos acostumbrados, por desgracia, a ensalzar o vituperar, a deformar o perfeccionar a nuestros prohombres según nuestras simpatías y nuestras conveniencias política. Mario H. Perico Ramirez, en hora afortunada, ha reaccionado contra esas viejas formas de relato histórico y evitado de manera premeditada tales escollos y fallas tradicionales; en este libro: El Embrujador como anteriormente en las de Tomás Cipriano de Mosquera y Francisco de Paula Santander, Bolívar, Reyes, Perón, Francisco Franco y otros más, se ha propuesto la ardua y trascendental misión de bajas del pedestal a nuestros próceres y varones preclaros; y de hombres de leyenda y de bronce, de seres inmarcesibles e inalcanzables en que los hemos convertido, hacerlos nuevamente criaturas humanas, de carne y hueso, tal, y como ellos fueron. En esta forma los colombianos podemos en adelante extraer del estudio de sus trayectorias vitales, más provecho, consuelos, ánimos y sabiduría para nuestras propias vidas, pues como lo observaba uno de los padres de la biografía moderna, André Maurois, "nada tiene más influencia sobre los actos de los hombres que el conocimiento de las acciones de otros hombres"

Esta obra de Núñez posee el encanto de la novela, la erudición de la historia, la gracia de la crónica, la sugestión e intimidad de las confesiones y la profundidad de un tratado psicológico. Aquí se muestra, cual en un diario intimo tan desabrochado, franco y audaz como el libro de Rousseau, el tejido de grandezas y de pequeñeces que constituye la vida del Regenerador. El autor con sorprendente intuición de artista ha logrado, en un  momento extraordinario, una total identidad, una completa simbiosis con su personaje, hasta el punto de poder, sentir y reaccionar como seguramente lo hizo Núñez. Es un pasmoso ejemplo de comprensión, y por que no decirlo también, de adivinación. Está escrita esta biografía con tal carga de pasión, con tanta espontaneidad, que bien parece que el autor haya elegido este controvertido hombre público, pensador imperturbable y a la vez temperamento pasional, para satisfacer un imperativo de su propia naturaleza. Y este fenómeno, en nuestro medio, ha ocurrido raras veces.

La patente, en Colombia, de esta nueva y original manera de contar la historia de un hombre, le pertenece a Mario H. Perico Ramirez. En "Rafael Núñez: El Embrujador", la biografía está formada íntegramente por un monologo interior hecho por el protagonista, más para satisfacer una necesidad sicológica de sí mismo, que con destino a la posteridad; necesidad que, quien más, quien menos, todos los hombres experimentan en la senectud ciando se proponen un balance general de sus vidas. Y porque, como dice el mismo Núñez, "mi vejez calienta mis huesos con el fuego de los recuerdos".

A lo largo de esta detallada confesión, la imagen del escéptico de El Cabrero, surge en toda su integridad, de cuerpo entero y completamente desnudo como se estampó en sus Ensayos Miguel de Montaigne, hasta el punto de suscitar nuestra simpatía o nuestra repulsa. Nuestra admiración repetidas veces. Nuestra piedad de vez en cuando: "Amé y fuí amado como cualquier hombre que sabe poner en la pasión y en la ternura, devoción y entrega. Mi temperamento reservado, y siempre en fuga, no le dio cara al calculo, al desenfado, o a la falsa conquista. Del amor, poco y nada conseguí. La casualidad, más que la pericia, me hizo objeto y blanco de sus dardos, de sus fechas quemantes, que me traspasaron de parte a parte, pero que me dieron la rica crispatura para edificar un mundo interior, con los materiales sólidos e indestructibles de la esperanza, del ensueño y de la poesía".

Esta biografía explica con claridad meridiana muchos aconteceres y avatares de la vida política colombiana, a lo largo de más de medio siglo. También es una rectificación total a prejuicios y mentiras convencionales que habían cristalizado en la memoria de los colombianos, y que circulaban sin reparo en colegios, cenáculos y corrillos como moneda legitima. Nuñez fue, por sobre todo, un pensador, un analista de cabeza fría, un hombre de áridas y metódicas disciplinas. Cartagena, bien amurallada, le infundio desde pequeño la eterna fortaleza de la piedra: "Ningún maestro, por sabio que hubiera sido, me pudo enseñar lo que Cartagena, me enseño. Aquí y solo aquí, ahíto de piedras y de calicanto, comprendí lo que vale la serenidad del espíritu, cuando se consigue darle a ese espíritu la musculatura apropiada para dar y recibir los golpes que la vida ofrece".

Hasta su poesía resulta un vehículo para su reflexión. Y en ese sentido, su obra lírica corre parejas con la del pensador boyacense Carlos Arturo Torres. Y es porque ambos conciben la poesía como la expresión sensible de las ideas trascendentales. De aquí que sus poemas se resientan invariablemente de pesadeces conceptuales a aparezcan más opulentos de conceptos que de imágenes.


Tampoco esa figura de sátiro insaciable a la que las consejas políticas nos tenían acostumbrados, aparece en parte alguna. Todo lo contrario. Es un amador casi goetheano: "En el amor, en la amistad, en el afecto, soy dramático, y me entrego sin reservas, pero, si estos sentimientos me conducen al sufrimiento, o a la amargura constante; si en lugar de darme un descanso, me acucian, me atosigan, entonces, y solo entonces, los corto sin compasión y me siento fresco, aireado, libre de esas cadenas que hubieran podido ser lazos fraternos y emocionales, pero que se convirtieron por su insistencia en un cáncer que me podía carcomer sin piedad". Si, la mujer que más apasionada y plenamente amó Núñez, fue a Colombia; y el gran fruto de sus elucubraciones fue la conquista de la serenidad.


El aspecto más atractivo de este Núñez de Perico Ramirez es el del ideólogo, el forjador de la nacionalidad, el del  político ardido por la suerte de sus conciudadanos, así tuviera que pasar por alto intereses de castas, o saltar las cercas doctrinarias que separan a los partidos políticos. Como ciudadano y como gobernante, pensó y obró sobre los problemas de Colombia, por cuenta propia, como hombre independiente: "Todo lo que tenemos en nuestro medio es extranjero. Nada es aporte de nuestro mestizaje. La organización estatal es réplica servil de otras foráneas. Usos, hábitos y costumbres no son propios ni vernáculos, son ajenos y prestados. De lo ordinariamente nuestro, nada queda. El Estado y la sociedad no se interesan por entusiasmar a la juventud para que se abra rutas propias a su naturaleza, a su condición, a su manera de ser. Al contrario, le impone desde la escuela una modificación de su conciencia para que el concepto que tenga de su patria, de su cultura, de su historia, sea una tontería académica, pesada y sin sabia, que no tiene circulación y poder suficiente para que el muchacho piense y actué con un sentido autentico".


Pero la parte más hermosa quizás de esta obra es, lo que pudiéramos llamar, su telón de fondo. La evocación del ambiente folclórico y del paisaje de Cartagena resultan verdaderamente magistrales. Hay personajes como el negro Jose Asunción Candelo, que es no solamente un estupendo retrato de un representante típico de esa parte afroespañola de la raza, sino que encierra el atractivo, el misterio y la idiosincrasia especial de las gentes de nuestros litorales: "Jose Asunción Candelo era un negro viejo, viejísimo, tan viejo que cuando le preguntaban su edad, chupaba el chicote que invariablemente sostenía entre los labios y decía: los luceros que me vieron nacer hace rato se apagaron".


Lo mismo acontece con la Sabana de Bogotá, cuando Núñez al llegar por primera vez, la descubre con ojos de marino o mejor, con las pupilas de un maestro del Impresionismo, pero mirándolas a través de una lente ahumada. La pintura de Londres con la rubia figura de Katty entre la niebla, tiene el encanto y la economía verbal de las reconstrucciones de ese mismo ambiente llevadas a cabo por el biógrafo Strachey.


Sobre toda otra de sus muchas cualidades, este libro aparece a nuestros ojos lleno de luz, de ideales lontananzas, pleno de colorido, de movimiento, de sudores, de campanas y de gruesas palabras. Es Cartagena fundida en Bogotá, Es la vida metida en la Academia. El un fragmento tibio, sanguíneo y palpitante de la historia de Colombia. Y es, finalmente, el resultado del convencimiento del autor y del propio Núñez, cuando expresan que "la historia, como todas las cosas grandes, no está en los escritos ni en los documentos; está en la vida, en los sentimientos, en el alma de los protagonistas y desentrañarla de allí es una labor exigente".


Quiera Dios concederle a Mario H Perico Ramirez muchos años más de vida, para que prosiga con el mismo grabo, con igual maestría, hondura sicológica y sentido humano puestos hasta ahora, biografiando nuestras figuras representativas, hasta formar con ellas una verdadera Galería de Forjadores de Colombia, que sirva a las juventudes de hontanas de acicates, ideas e inquietudes para continuar haciendo la grandeza de la patria; y para que sea, a la vez, el mejor tratado para aprender a conocer y comprender al hombre colombiano.


                                                      Vicente Landínez Castro
                                   Académico de la Lengua y  Miembro de la Academia de Historia Nacional
                                      Municipio de Barichara, Departamento de Santander, enero de 2006.












Exaltación del estilo y obra literaria de Mario H. Perico Ramirez, con motivo del lanzamiento de este libro que publico CAFAM, en Noviembre de 1.988, bajo la dirección del 

Dr. Arcesio Guerrero Pérez


La obra literaria de Mario H. Perico Ramirez es bien conocida en Colombia. No precisamente por estar dentro de las expresiones académicas, ni sujeta a los moldes gramaticales seculares. Se distingue por tener rasgos y matices propios, identificables en su estilo por el desdén y la rebeldía contra la preceptiva clásica, circunstancia manifiesta en cada una de sus hermosas páginas.

Resulta que este admirable escritor, para fortuna y alborozo de sus lectores y especialmente de las letras latinoamericanas, es un caso insólito de originalidad, de sorprendente fuerza descriptiva, de penetración sicológica, de curiosidad inagotable en torno del suceso, del personaje y su tiempo, de la idea y sus resultados.

Perico Ramírez posee la virtud poco común en otros manejadores de la palabra, de proyectar con absoluta y estremecedora vocación estética los ambientes y locaciones dentro de los que se mueve el relato histórico y las situaciones que su poderosa imaginación recrea para el suceso y los hombres del pasado. Es dueño de una osadía verbal increíble y un pulso fogoso en el arte de presentar escenas y describir lugares. No ahorra su predilección por las frases de ancestro popular cargadas de sentido cósmico que hace sospechar que cuando él escribe es el trasunto de su carácter firme, de la provocadora indiferencia y de un temperamento punzante, rotundo y heterodoxo.

Como biógrafo, Perico Ramírez, ha patentado un género literario desconocido en el país. Le pertenece por derecho propio y ha dado sus frutos en varios libros de gran interés y demanda. Antes que él, nadie se atrevió a traspasar más allá de la epidermis de los biografiados para revolcar su condición humana y su circunstancia visceral dejando al personaje fríamente expuesto a los lectores, como en los museos exhiben las piezas raras topadas en la naturaleza.

No es únicamente en éste difícil género donde éste escritor sobresale con estatura formidable e irreverente. Su inclinación por el ensayo sociológico y el análisis acertado de la época que vivimos, sus circunstancias e implicaciones, son otras facetas provechosas de su oficio bibliográfico que pone de presente al indagador asomado a la realidad nacional y a la expectativa de soluciones.

Pero además es un consumado renovador y exquisito artífice de la palabra, enamorado de aquellas que por su gracia, su transparencia y su dulzura utiliza con maestría en la descripción de las cosas sencillas, de las criaturas de la gleba, de los pueblos provincianos y del asombroso milagro de las cosechas y del paisaje, temas que, al ser escritos, no parecen páginas sino trazos de luz fresca, de color y densidad azorinescas.

Para CAFAM significa mucho la publicación de "ESCORZOS DE BRONCE Y AGUA", especialmente por la calidad de su contenido y los antecedentes literarios y personales de su autor. Entregamos este libro al público con la satisfacción de contribuir efectivamente y estar realizando el objetivo que nos hemos propuesto.

Dr. ARCESIO GUERRERO PÉREZ.











Con relación al lanzamiento de la primera edición de esta obra, un destacadísimo escritor, publico en un periódico nacional el siguiente análisis, que a continuación podrá disfrutar: 

FRANCO, BELIGERANTE Y VIVO

Hace casi treinta años (en 1.968) me encontré con un libro especial, destinado a desatar polémicas y levantar ampollas: Diálogos irreverentes. Desde el título ya se anunciaba su contenido. Lo leí y me impactó. Como me impactó se autor, cuyo presencia y cuyo verbo siempre incitan a la controversia: Mario H. Perico Ramírez.

Con mi avidez de lector impenitente, he seguido de cerca la ya muy copiosa producción de Mario. Y al mismo tiempo con sus cuadros o estampas tan ligadas a nuestra tierra, tan pegadas a ella como estampillas de  paisajes y de personajes, me he dejado llevar de su mano hasta el alma de seres míticos o mitificados, que en sus frases se vuelven,curiosamente, de carne y hueso. Porque eso ha hecho Mario: contar la historia desde adentro de sí misma.Sus libros, rigurosos en el buen sentido de la palabra, no continúan la tradición  inmodificable respecto a que los libros de historia deben ser áridos, aburridos e ilegibles. Mario no atosiga al lector con fechas, número de muertos en cada batalla y extensión de los discursos pronunciados por los protagonistas de sus obras, sino que los muestra como seres humanos, con fracasos, miedos y pasiones. Sus héroes podrían ser antihéroes, para el ojo y el concepto de un historiador de carrera. Pero para un lector desprevenido, son personas corrientes y molientes, a los cuales las circunstancias, o el destino, o su propia voluntad, los colocó en situación de privilegio o de martirio.

Bolívar, el héroe maldito desató las furias de las academias. (De los académicos, libramos, Señor). Y suerte parecida corrieron sus autobiografías imaginarias del general Rafael Reyes, de Tomás Cipriano de Mosquera, de Vargas Vila, de Santander, de Perón y de Manuela Sáenz, entre muchos otros. Así como estas obras suscitaron elogios y encomios, también reabrieron heridas y atizaron las hogueras de los odios políticos.

Mario H. tiene una forma especial de escribir. El la empezó en Colombia, y después la imitaron en un par de editoriales españolas, que pusieron a las grandes figuras de la historia a hablar en primera persona. El mérito de bajar a los intocables de su pedestal le corresponde a Mario. Y es que esas gentes que llenaron páginas de la historia, en las palabras de Mario se desnudan ante el lector, hablan con su propia voz y sus vocablos conocidos, no ocultan sus frustraciones, hacen gala de sus pecados veniales y sobre todo de los mortales.

Leer, por ejemplo, la autobiografía imaginaria de Manuela Sáenz es meterse en el alma de esa mujer, que de todos modos es como una antorcha vibrante y permanente que alumbra los comienzos de la libertad americana, Que, entre otras cosas, no pasa de ser un mito. Porque tal parece que a través de la historia (las de los académicos y la que escribe Mario H.) las palabras América (la nuestra) y libertad son incompatibles.

Ahora, me he deleitado, asombrado y un poco escandalizado, leyendo el más reciente libro (no el último) de Mario: Francisco Franco Bahamonde: de Luzbel a Lucifer?. Después de haberse metido con Perón, Mario se cuela en el cuerpo y el alma de Generalísimo. Y con la propia voz del caudillo va contando su historia, con agilidad y una técnica narrativa que la convierten en una novela apasionante.

Franco sigue siendo, más allá de su muerte, una figura controversial. Para los españoles, para los americanos, para el mundo. Sus aciertos y sus errores, sus pasiones y sus virtudes, su reciedumbre y sus complejos, todo aparece aquí contado por él mismo. Esta confesión de Franco, que desgrana delante del lector poco antes de su muerte, no calla nada. Ni respecto a él, ni en relación con sus pocos amigos, sus muchos enemigos, sus detractores y sus seguidores.

La guerra civil española ha dado material para miles de libros en los últimos años. La figura del caudillo ha inspirado ensayos, análisis, biografías. Pero puedo afirmar, con conocimiento de causa, que ninguna obra se ha acercado tanto a Franco, a su esencia, a su alma, a su entraña, como esta de Mario H.

Narrada en la voz del hombre que gobernó a España con mano de hierro, pero gozada con la prosa de Mario, vibrante, combativa, que resuena sin pedirle permiso a nadie, que ataca, que avasalla. A veces, leyendo las confesiones de Franco, hay que hacer un alto, porque la prosa de Mario es como una jauría de galgos detrás de una presa quieta y fácil que es el lector. Conociendo la mayor parte de la extensa obra de Mario, puedo decir que no hay en ella un libro tan ajeno (tan Franco) y tan suyo (tan de Mario) como este.

Ahí queda, pues, para que levante tierrero, como se dice por mi pueblo. Queda para que los enemigos de Franco lo lean y piensen si su enemistad es justificada; queda para que lo devoren los que permanecen fieles al caudillo, para que se interroguen si su fidelidad tiene motivos. Queda el libro como una novela, como una autobiografía, como un ensayo atrevido y duro de acercamiento a una vida que modifico la historia del mundo. Tal vez los inquisidores de la historia no crucifiquen a Mario. O tal vez sí lo hagan, y así el libro quedaría salvado para la posteridad, que acabará juzgándonos a todos.

Santa María del Olvido

Publicación el  tiempo.com, Sección Editorial - opinión, fecha de la publicación, 6 de septiembre de 1.997, Autor:
Escritor FERNANDO SOTO APARICIO



























En el acto de presentación de esta obra, uno de los hombres más destacados y fundamentales en el desarrollo de la cultura nacional, tomó la palabra y dijo lo que a continuación encuentra:

Mi amistad con Mario H. Perico Ramírez se remonta ya a muchos años. Más de los que él suele admitir cuando se trata el tema cronológico de las generaciones. Porque Perico Ramírez tiene la obsesión de la juventud. Lo seduce y conmueve todo lo que signifique fuerza, energía y denuedo. Su propia vida la a montado sobre un concepto férreo y pétreo de la voluntad, que él desdobla, en una derivación igualmente rotunda, hacia la más implacable e incontrastable independencia intelectual y moral.

En este cruce áspero de caminos es donde Mario H. Perico Ramírez ha establecido su Reino puramente ideal, personal, intransferible y inviolable. Y en ese reino convive con personajes de nuestra historia tan temperamentales como él, tan contundentes es sus actos y tan irrevocables en sus pensamientos como suele serlo él también.

Existe, en efecto, una pasmosa analogía entre el carácter de Mario H. Perico Ramírez y el de sus ilustres biografiados, todos perfectamente definidos en su vida y en sus obras. Al Tomar esos personajes como materia de sus estudios biográficos, piénsase, más bien, que ha hecho tan solo una esmeradísima escogencia de unas figuras históricas en las cuales se ve reflejado, sumido o identificado, por ellos, y él, sujetos comunes de una misma forma de reacción vital frente al mundo y a los hombres. Por eso, para saber quien es, en verdad, Mario H. Perico Ramírez, como inteligencia, como carácter, como espíritu, basta conocer el inmenso júbilo y la gran pasión con que trazó en sus libros las vidas de: Simón Bolivar, Francisco de Paula Santander, Manuela Sáenz, Tomás Cipriano de Mosquera, Rafael Reyes, Juan Vicente Gómez, Jose María Vargas Vila.

Pero lo anterior es solo la faceta vital de Mario H. Perico Ramírez en cuanto a temperamento y vigor intelectual. Al lado de tales características se erige en virtud igualmente excepcional su condición de escritor fácil, certero, brillante y punzante, que maneja el idioma como un instrumento de disección, que penetra en las intimidades del biografiado y lo vuelve del revés, para dejarlo expuesto así, implacables y fríamente, ante los estupefactos lectores. De esa naturaleza son sus obras. Ojala no deje de escribirlas así.

Autor: el escritor Dr. Jaime Duarte French, quien también  tiene a su haber el de inaugurar y dirigir la Biblioteca "Luis Ángel Arango", propiedad del Banco de la República de Colombia, ubicada en el sector de la Candelaria de Bogotá D.C.

























El mismo Mario H. Perico Ramírez, expone sus argumentos frente al cambio del titulo de su biografía, sobre el "Libertador" Simón Bolivar, y también sus motivos personales en su forma de escribir:


Mi tarea sicológica histórica ha sido la de humanizar a los héroes. Así nacieron, mis biografías de MOSQUERA, SANTANDER, REYES, NUÑEZ, JUAN VICENTE GÓMEZ, MANUELA SÁENZ, JUAN DOMINGO PERÓN, EL FARSANTE, VARGAS VILA, FRANCISCO FRANCO Y BAHAMONDE, BOLÍVAR: EL HÉROE MALDITO.

Esta palabra "MALDITO" me sonó mal y a muchos también. La borro en este libro. Y tomo en carne viva al "Hombre". Y le quito el tufo del hechizo, del encantamiento, del exorcismo. Y lo dejo como fue: un ser humano crucificado.  Crucificado, pero no por las brujerías y los conjuros. Crucificado por la cobardía, el miedo a su genio, el despecho de los ambiciosos, la ignorancia del pueblo, el afán de lucro, la envidia, olas pasiones oscuras de los mediocres, los manejos tortuosos de los leguleyos, las rebeldías y debilidades de algunos generales, almirantes y mariscales y en grado sumo de las roscas políticas, económicas y sociales que se formaron en torno a ellos. Y no hay que olvidar la zorrería de los alcahuetes y de los codiciosos, que se empeñaron con sevicia en clavar los clavos envenenados con su saliva, en la cruz de su tormento, en su absurda y solitaria agonía final, donde el eco del insidioso insulto: "Longaniza, longaniza", fue el que acabó de quebrar su cuerpo e inmortalizar su nombre.






Periódico
LA REPUBLICA de Bogotá.

PUBLICACION DEL 21 DE FEBRERO DE 1.971
Columna – Cuadrilátero-

Por Jaime Espinosa D

Editado en el Fondo Especial de Publicaciones y Ayudas Educativas de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia Ediciones "La Rana y el Águila"-, está en circulación "Andanzas y Retablos", el último libro de Mario H. Perico Ramírez. Se trata de una recopilación de relatos tratados con un subyacente sentido poético y humano: la soledad, el recuerdo del padre, la agonía de El Libertador ("Y hubo noches, en que el recuerdo le ponía la sangre en rebeldía, se la congregaba en las sienes y un entusiasmo enfermizo y febril ponía en sus miembros la vieja vocación del salto hacia la altura, la agilidad felina a lo espontáneo, la vehemencia atronadora por el triunfo".), El Pantano de. Vargas, anotaciones sobre los paisajes de Boyacá, Nariño, La Guajira, y pinceladas sobre las características de las distintas zonas del país. Porque como atinadamente observa Perico Ramírez, “cada uno de nuestros departamentos tiene un diapasón singular que le habilita para creer en su autenticidad. Boyacá, por ejemplo, lo busca y lo persigue la historia".
Por sus precedentes de escritores, Mario H. Perico Ramírez bien puede catalogarse como el más autorizado representante del estilo barroco. Tal rasgo es relevante en obras como “Dela entraña a la piel” o en los “Diálogos Irreverentes”. Pero ahora en estos relatos se observa una evolución en su estilo. Se ha tornado más terso, muchísimo menos poblado de epítetos, sin llegar a perder el gusto por las imágenes que, a menudo, surcan  como saetas sus páginas. Es una prosa, más directa y diáfana. Los adjetivos han tenido que ir cediéndole el paso a los sustantivos y el resultado es más eficaz.
Los textos que conforman el libro de Perico Ramírez se hallan ilustrados por unos magníficos dibujos de Sergio Trujillo.